lunes, 16 de noviembre de 2009

De como Gallardón perderá las elecciones, y la incompetencia del funcionariado.

Hace mucho que no actualizo el blog, pero tras lo que me ha pasado hoy, me he animado a escribir para contarlo.

Bueno, resulta que el bolsorroto del Gallardón, que ya no sabe como pagar la M-30, la chapuza de la cabezonada olímpica y demás giliprogreces, se inventa, a ver si cuela, que hay que pagar dos veces el impuesto de basuras, una en el IBI y otra aparte.

Encima, envía los recibos certificados y con acuse, lo que hace que tengas que estar en casa a la hora que pasa el cartero para que te los envíen. Pues bien, además, no se le ocurre otra cosa que darte 7 días naturales para recoger el anuncio y pagarlo, imagino que con la intención de que la gente no proteste. Si a esto le sumamos que los funcionarios de correos también son unos caraduras, que han depositado los avisos de recogida en el buzón directamente en lugar de pasarse dos veces a llamar, como es su obligación, pues la tenemos liada: unas colas de impresión para recoger el dichoso recibo, y la gente cabreada por partida doble, por el robo injusto del faraón, y por la caradura de los funcionarios de correos, que saben que no les harán nada, puesto que son funcionarios. Y un montón de reclamaciones en correos por lo de los avisos que quedarán en nada, puesto que en España los funcionarios son intocables. Si eso pasa en una empresa privada, al día siguiente estaban todos de patitas en la calle. Pero claro, es lo que tiene el socialismo.

Ah, y TODA la gente que estaba en la cola (que era mucha, y más que había habido durante todo el día) estaba cabreadísima con Gallardón. Así que me da a mí que este cadáver político tiene los días contados. Debería haber dimitido, como prometió, cuando lo de la cabezonada (incluso antes, ya que no tiene dinero para pagar lo que hace), pero como el PP no le quite YA del ayuntamiento y rectifique sus desmanes, no sacará en Madrid un solo voto. Pero con el incompetente que está al frente del PP, más ocupado en echar a la gente capaz que tiene el partido para que no le hagan sombra que en las preocupaciones de sus votantes, podemos esperar sentados.