miércoles, 23 de enero de 2013

El uso del miedo por parte del Estado

¿Cómo va adquiriendo poder un Estado? Mediante el miedo. El miedo es una poderosa herramienta de control de la población. No miedo al Estado directamente, sino a situaciones que las personas no puedan controlar. De ese modo el Estado aprovecha para asumir más y más "competencias" sobre la vida, la propiedad y la libertad de los individuos. De ese modo se gestan los estados elefantiásicos de la socialdemocracia en todas sus formas, así como del resto de colectivismos totalitarios, desde el fascismo al comunismo pasando por todos sus grados.

Ejemplos:

- Educación pública: Si no lo gestiona el Estado, tus hijos serán analfabetos.
- Pensiones: Si no lo gestiona el Estado, morirás de hambre en tu vejez.
- Sanidad pública: Si no lo gestiona el Estado, te morirás en la calle de cualquier enfermedad.
- Leyes laborales: Si el Estado no se encarga de protegerte laboralmente, morirás de hambre en una cuneta y no encontrarás nunca trabajo bien pagado.

Y no solamente ejemplos a tan alto nivel, incluso de vez en cuando se sueltan desde medios públicos (ONU, Unión Europea, gobiernos varios, etc) campañas destinadas a provocar la histeria y el pánico de la población para obtener un beneficio, por ejemplo la relativamente reciente paranoia con la "Gripe A", en la que se compraron millones de vacunas con el dinero de los contribuyentes que luego hubo que tirar. Pero el miedo ya estaba ahí.

Y en realidad es precisamente el Estado el que provoca esas carencias. Si no hay más trabajo es porque se ponen tantas trabas a las empresas que deciden irse de la zona o, en el mejor de los casos, pensárselo mucho antes de contratar a alguien; y ya no digamos de fomentar que se creen empresas (que son las productoras de riqueza) cuando se les sabla a impuestos incluso antes de empezar a operar. La gente se queja de que "cobra poco" y no podría sobrevivir sin las ayudas estatales, como la educación y la sanidad públicas, pero nunca han pensado que más del 50% de su sueldo es robado por el Estado para ofrecer esos servicios, que además son de pésima calidad. Por ejemplo, una persona que cobra 800€ netos al mes y se queja de que está explotada laboralmente y de que no tendría para pagar servicios "básicos": realmente el empresario que la tiene contratada ya está pagando por ella un mínimo de 1300€ (seguramente más), y si encima sumamos impuestos y tasas varios, acaba saliendo que sin el Estado de por medio tendría un poder adquisitivo semejante a cobrar 1600€, ¡El doble! (y eso despreciando la inflación provocada por los gobiernos, que genera más pobreza aún), todo ello sin contar con la ventaja económica que supondría tener esos servicios en libre competencia. Y no hablemos de la gestión pública de las pensiones, las cuales dependen de un futurible no garantizado en absoluto, más bien lo contrario (incremento de la población activa) y que son un esquema piramidal que en cualquier otra situación sería calificado de estafa, porque lo es.

El Estado está violando los derechos fundamentales del individuo (los únicos que existen realmente) vendiendo una falsa seguridad ante el miedo infundado que ellos mismos provocan, para que esa violación sea aceptada. Así se va creando un régimen de falta de libertad, de corrupción (aún hay quién se sorprende, cuando el sistema actual permite y apoya ese tipo de actividades) y de servilismo como el que "disfrutamos" hoy en día. Me hace gracia la gente que se queja del régimen actual y de lo que está sucediendo, y la solución que dan es más Estado, más de lo mismo, más ayudas y subvenciones públicas, más control estatal... Va siendo hora de dejarse de miedos, asumir que cada uno es responsable de lo que hace y empezar a quitar competencias al Estado, incluyendo (o mejor empezando por) las competencias económicas. Igual que con la religión, el Estado no debe meterse en economía. Ni en nada que afecte a los derechos del individuo. O seguiremos en la misma situación.