Empecemos diciendo que el adjudicar becas dependiendo del mérito y el esfuerzo me parece una buena medida en general. Eso sí, como siempre, al estar metido el Estado de por medio, estropea lo que sería una buena medida. Y ello es debido a dos problemas básicos:
- Las becas siguen siendo subvención pública, lo que implica que se pagan con el dinero robado a todos mediante impuestos: El fin no justifica los medios, y el robo siempre es robo, independientemente del destino del dinero robado.
- Las universidades estatales son, y lo digo porque he pasado por una, un antro de mafias, tanto estudiantiles como, sobre todo, de los departamentos docentes, que son en última instancia los que tienen "poder" sobre el alumnado. Mafias en todos los sentidos, llegando a haber amenazas si es preciso para proteger sus privilegios, ideologías y "poderes". Todo esto viene al caso porque, en muchas ocasiones, las calificaciones en estas universidades estatales no vienen dadas por los conocimientos adquiridos sino por la relación de cada alumno con las diferentes mafias departamentales. La nueva condición para la obtención de becas da aún más poder a dichas mafias.
Si ya las universidades estatales españolas son de lo peorcito del mundo, con docentes que muchas veces ni siquiera saben escribir correctamente pero con puesto fijo, y sus títulos papel mojado, imaginen cuando aún más cantidad de titulados deban dicho título no a los en su mayor parte deficientes conocimientos adquiridos durante su paso por las mismas, sino a su servidumbre a las mafias internas existentes en las mismas.
El verdadero paso para volver a tener universidades que sean centros de excelencia educativa pasaría, como siempre, por cerrar todo el tinglado estatal de educación que, como siempre, acaba convertido en un antro de corrupciones, mafias y favores. Pasar a un sistema exclusivamente privado en el que sean becados, preferiblemente con fondos privados, los mejores estudiantes que así lo necesiten. Pero eso no sucederá, el estatismo y colectivismo imperante no se puede permitir que mucha gente se plantee que se puede vivir sin ser siervo del Estado, que se premien el mérito y el esfuerzo en lugar del servilismo y el fracaso.
Como apunte final, y aunque realmente no lo veo necesario lo escribiré para evitar demagogia barata, con esto no quiero decir que todos los docentes de universidades estatales sean como comento en el post. Hay muchos que son muy buenos y ponen ganas e ilusión en lo que hacen ("curiosamente" suele ser gente que lleva poco tiempo en ese puesto, aunque no siempre, claro). Pero esos buenos profesores no tendrían problema para trabajar en un puesto privado, como sí lo tendrían todos los del tipo expresado en el artículo.
Mostrando entradas con la etiqueta estatismo. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta estatismo. Mostrar todas las entradas
martes, 25 de junio de 2013
La reforma de la adjudicación de becas y las mafias universitarias
Etiquetas:
adoctrinamiento,
becas,
colectivismo,
corrupción,
educación,
estatismo,
funcionarios,
gentuza,
subvenciones,
universidad
lunes, 27 de mayo de 2013
El papel higiénico de Venezuela y la burbuja inmobiliaria española
¿Qué tienen en común la reciente escasez de papel higiénico de Venezuela y la burbuja inmobiliaria española? Aunque parezcan cosas diferentes, tienen una causa común, el estatismo, y un desarrollo similar. Veamos con detalle las semejanzas y diferencias entre ambos problemas.
Partimos de sistemas ligeramente diferentes, pero iguales en lo básico, el estatismo, o sea el control por parte del Estado:
- Venezuela: Sistema socialista casi completo.
- España: Sistema socialdemócrata, es decir, la versión "light" del anterior.
Veamos las semejanzas entre ambos problemas:
Partimos de un control de precios para "garantizar el acceso al bien":
- En Venezuela, el control de precios es directo, es decir, se impiden las subidas de precios que compensarían la pérdida de valor de la moneda debida a la inflación generada por el gobierno (que no es, como dice la rae, un incremento del precio de los bienes, sino un incremento de la cantidad de moneda disponible que excede el incremento de riqueza que debería representar).
- En España, el control de precios es indirecto (versión "light"), es decir, se rebaja el precio efectivo del inmueble mediante la bajada de los tipos de interés del crédito necesario para adquirirlos, fijados por los bancos centrales controlados por la maquinaria estatal socialdemócrata (tanto española como europea).
La bajada artificial del precio del bien produce un incremento de la demanda sobre la oferta.
Se produce un acaparado del bien, debido a lo anterior, que excede la producción existente de dicho bien, es decir, la gente compra todo lo que puede al ser un precio inferior a su valor de mercado real hasta que no hay existencias.
Se produce una escasez del bien en cuestión, es decir, existe una demanda prolongada no cubierta por la oferta: aunque aumente la oferta, el bien se sigue acaparando al estar por debajo de su precio real, por lo que la demanda siempre va a ser superior. Esto provoca realimentación, empeorando el problema. En algunos casos es incluso peor: si se obliga a vender por un precio inferior al que cuesta producir el bien la oferta directamente deja de existir.
El Estado crea un control de la demanda:
- En Venezuela se procede al racionamiento del papel higiénico.
- En España, como no se puede racionar al no ser un sistema tan totalitario como el socialismo, se desincentiva la demanda mediante los impuestos asociados directos e indirectos (IVA, Plusvalías, IBI, etc) y la creación por parte del Estado de más "viviendas de protección estatal" con precios limitados, directamente fuera del mercado ya que se establecen unas condiciones específicas de acceso y se impide la "reventa".
Este control de la demanda lo que hace realmente es redirigirla (es como intentar detener completamente el curso de un río, se puede desviar, pero no detener), lo que provoca la aparición de un "mercado negro" fuera del sistema del Estado, que alivia la retroalimentación del problema:
- En Venezuela es un mercado negro completo, en el que se comercia con el bien fuera del alcance del Estado a un precio superior al establecido por éste.
- En España se producen masivos pagos "en B", fuera de lo escriturado oficialmente. En este caso, eso provoca que el precio real de las viviendas sea superior al oficial. También se producen alquileres y otros chanchullos con viviendas de protección estatal, específicamente prohibidos por el gobierno.
Persecución "legal" del mercado negro generado, lo que supone dos problemas: por un lado, al disminuir el mercado negro se vuelve a retroalimentar el sistema estatal, volviendo a incrementar el problema de base; por otro, debido al riesgo generado el precio en el mercado negro aumenta, llegando a superar con creces el precio normal de mercado del bien en cuestión si no existiese el control del Estado.
En cualquier caso tenemos que dicho control de precios provoca lo contrario de lo que se proponía, es decir, incrementa considerablemente el precio y disminuye la difusión de dicho bien, pasando a estar al alcance de cada vez menos individuos. Notable es también la contradicción del propio sistema, incrementando la demanda mediante la bajada artificial del precio para después tratar de contenerla.
A partir de aquí es donde el proceso cambia debido tanto a las diferencias en el tipo de gobierno, más o menos totalitario, como a factores intrínsecos al bien en cuestión. Aún así, el resultado es básicamente el mismo, como veremos a continuación. Veamos las diferencias:
Venezuela: El Estado decide importar (comprar) por su cuenta unidades del bien para "paliar" la escasez (usando para ello bien deuda emitida, bien dinero robado mediante impuestos, y es posible que se compren a un precio superior al de venta), pero no es más que un parche temporal, ya que esas nuevas unidades, como hemos visto, no satisfacen la demanda, al seguir estando el bien por debajo de su precio. Eso, unido al racionamiento, genera "hambruna" de dicho producto (es decir, una escasez crónica y prolongada) y, como siempre, miseria y pobreza.
España: Al no estar el precio limitado de forma tan tajante como en el caso anterior, lo que se produce es un incremento continuado del mismo que genera una burbuja económica, puesto que a pesar de dicho incremento, la demanda aumenta ya que lo hacen los "beneficios" (cuántas veces hemos oído eso de "la vivienda nunca baja") y el riesgo sigue siendo bajo. Este incremento de precio se sustenta sobre el crédito "barato". Así mismo, dicho incremento deja fuera del mercado a más y más individuos que no pueden pagar esos precios, pero que seguirían siendo parte de la demanda si pudiesen (es decir, necesitan una vivienda). A su vez, la recaudación del Estado por tasas e impuestos aumenta según lo hace la burbuja (recalificaciones, IVA, plusvalías, etc). Llega un punto en el que el crédito "se agota" (puesto que el crédito sigue siendo un objeto de mercado tiene un incremento de la demanda y dicha demanda no cubre toda la oferta, otra vez lo mismo), los tipos de interés suben para paliar las diferencias entre oferta y demanda del crédito, y la demanda del bien disminuye. Llega un punto en el que la demanda es igual o inferior a la oferta. Esto lleva a que se frene la producción del bien, en este caso las viviendas, con lo que se produce un desempleo masivo en la construcción y mercados asociados. Este desempleo provoca una bajada adicional de la demanda, ya que mucha gente que demandaba viviendas ya no puede hacerlo debido a su situación de desempleo (esto se agrava además si tenemos en cuenta que la mayor parte de empleos de construcción son no cualificados, lo que dificulta o impide su recolocación) o pérdida de poder adquisitivo. Todo eso se va realimentando (imaginemos un péndulo que se suelta desde un punto de máxima amplitud), provocando un exceso de oferta y un defecto de demanda. Ello provoca una caída del precio de la vivienda, lo que a su vez lleva a lo siguiente:
- El Estado recibe menos ingresos, que compensa emitiendo deuda para mantener su "elefantiasis". Esto genera más demanda de crédito, lo que retroalimenta una vez más el problema.
- Al bajar el precio de las viviendas disminuyen las garantías de las hipotecas asociadas, lo que provoca que particulares y entidades (empresas, banca...) incrementen su riesgo crediticio, ya que poseen deudas con garantías insuficientes y/o deudores con más riesgo de impago. A esto se le suma la pérdida de poder adquisitivo de individuos poseedores de hipotecas, lo que también incrementa su riesgo crediticio.
- Aumento de la morosidad: Al disminuir tanto las garantías de los créditos como la riqueza de los tenedores de los mismos se produce un incremento de los impagos, lo que provoca bancarrotas y desahucios.
- A esto le sumamos que el Estado decide rescatar a banca "pública", o sea de control estatal (es decir, las cajas de ahorros) que es la que más se ha endeudado (la inmensa mayoría de los rescates han sido de cajas de ahorro, debido al control del gobierno y la política de "derecho a poseer una vivienda", así como los intereses partidistas de sus gestores) usando dinero público, es decir, más impuestos y más deuda. Eso unido al desastre de estar controladas por el poder político, que antepone sus intereses a la lógica empresarial, hizo de la banca estatal, o sea, las cajas de ahorro, una ruina. El sector privado bancario también se aprovechó de la burbuja, claro, pero en general fue más previsor y ha tenido menos problemas.
Con todo lo anterior, ya tenemos el mismo resultado que en el caso del socialismo puro y duro: una deuda creciente del Estado, subidas de impuestos, escasez del bien que se pretendía proteger y, como siempre, miseria y pobreza.
Pero sigamos pidiendo más estatismo, más proteccionismo, más banca pública...
Partimos de sistemas ligeramente diferentes, pero iguales en lo básico, el estatismo, o sea el control por parte del Estado:
- Venezuela: Sistema socialista casi completo.
- España: Sistema socialdemócrata, es decir, la versión "light" del anterior.
Veamos las semejanzas entre ambos problemas:
Partimos de un control de precios para "garantizar el acceso al bien":
- En Venezuela, el control de precios es directo, es decir, se impiden las subidas de precios que compensarían la pérdida de valor de la moneda debida a la inflación generada por el gobierno (que no es, como dice la rae, un incremento del precio de los bienes, sino un incremento de la cantidad de moneda disponible que excede el incremento de riqueza que debería representar).
- En España, el control de precios es indirecto (versión "light"), es decir, se rebaja el precio efectivo del inmueble mediante la bajada de los tipos de interés del crédito necesario para adquirirlos, fijados por los bancos centrales controlados por la maquinaria estatal socialdemócrata (tanto española como europea).
La bajada artificial del precio del bien produce un incremento de la demanda sobre la oferta.
Se produce un acaparado del bien, debido a lo anterior, que excede la producción existente de dicho bien, es decir, la gente compra todo lo que puede al ser un precio inferior a su valor de mercado real hasta que no hay existencias.
Se produce una escasez del bien en cuestión, es decir, existe una demanda prolongada no cubierta por la oferta: aunque aumente la oferta, el bien se sigue acaparando al estar por debajo de su precio real, por lo que la demanda siempre va a ser superior. Esto provoca realimentación, empeorando el problema. En algunos casos es incluso peor: si se obliga a vender por un precio inferior al que cuesta producir el bien la oferta directamente deja de existir.
El Estado crea un control de la demanda:
- En Venezuela se procede al racionamiento del papel higiénico.
- En España, como no se puede racionar al no ser un sistema tan totalitario como el socialismo, se desincentiva la demanda mediante los impuestos asociados directos e indirectos (IVA, Plusvalías, IBI, etc) y la creación por parte del Estado de más "viviendas de protección estatal" con precios limitados, directamente fuera del mercado ya que se establecen unas condiciones específicas de acceso y se impide la "reventa".
Este control de la demanda lo que hace realmente es redirigirla (es como intentar detener completamente el curso de un río, se puede desviar, pero no detener), lo que provoca la aparición de un "mercado negro" fuera del sistema del Estado, que alivia la retroalimentación del problema:
- En Venezuela es un mercado negro completo, en el que se comercia con el bien fuera del alcance del Estado a un precio superior al establecido por éste.
- En España se producen masivos pagos "en B", fuera de lo escriturado oficialmente. En este caso, eso provoca que el precio real de las viviendas sea superior al oficial. También se producen alquileres y otros chanchullos con viviendas de protección estatal, específicamente prohibidos por el gobierno.
Persecución "legal" del mercado negro generado, lo que supone dos problemas: por un lado, al disminuir el mercado negro se vuelve a retroalimentar el sistema estatal, volviendo a incrementar el problema de base; por otro, debido al riesgo generado el precio en el mercado negro aumenta, llegando a superar con creces el precio normal de mercado del bien en cuestión si no existiese el control del Estado.
En cualquier caso tenemos que dicho control de precios provoca lo contrario de lo que se proponía, es decir, incrementa considerablemente el precio y disminuye la difusión de dicho bien, pasando a estar al alcance de cada vez menos individuos. Notable es también la contradicción del propio sistema, incrementando la demanda mediante la bajada artificial del precio para después tratar de contenerla.
A partir de aquí es donde el proceso cambia debido tanto a las diferencias en el tipo de gobierno, más o menos totalitario, como a factores intrínsecos al bien en cuestión. Aún así, el resultado es básicamente el mismo, como veremos a continuación. Veamos las diferencias:
Venezuela: El Estado decide importar (comprar) por su cuenta unidades del bien para "paliar" la escasez (usando para ello bien deuda emitida, bien dinero robado mediante impuestos, y es posible que se compren a un precio superior al de venta), pero no es más que un parche temporal, ya que esas nuevas unidades, como hemos visto, no satisfacen la demanda, al seguir estando el bien por debajo de su precio. Eso, unido al racionamiento, genera "hambruna" de dicho producto (es decir, una escasez crónica y prolongada) y, como siempre, miseria y pobreza.
España: Al no estar el precio limitado de forma tan tajante como en el caso anterior, lo que se produce es un incremento continuado del mismo que genera una burbuja económica, puesto que a pesar de dicho incremento, la demanda aumenta ya que lo hacen los "beneficios" (cuántas veces hemos oído eso de "la vivienda nunca baja") y el riesgo sigue siendo bajo. Este incremento de precio se sustenta sobre el crédito "barato". Así mismo, dicho incremento deja fuera del mercado a más y más individuos que no pueden pagar esos precios, pero que seguirían siendo parte de la demanda si pudiesen (es decir, necesitan una vivienda). A su vez, la recaudación del Estado por tasas e impuestos aumenta según lo hace la burbuja (recalificaciones, IVA, plusvalías, etc). Llega un punto en el que el crédito "se agota" (puesto que el crédito sigue siendo un objeto de mercado tiene un incremento de la demanda y dicha demanda no cubre toda la oferta, otra vez lo mismo), los tipos de interés suben para paliar las diferencias entre oferta y demanda del crédito, y la demanda del bien disminuye. Llega un punto en el que la demanda es igual o inferior a la oferta. Esto lleva a que se frene la producción del bien, en este caso las viviendas, con lo que se produce un desempleo masivo en la construcción y mercados asociados. Este desempleo provoca una bajada adicional de la demanda, ya que mucha gente que demandaba viviendas ya no puede hacerlo debido a su situación de desempleo (esto se agrava además si tenemos en cuenta que la mayor parte de empleos de construcción son no cualificados, lo que dificulta o impide su recolocación) o pérdida de poder adquisitivo. Todo eso se va realimentando (imaginemos un péndulo que se suelta desde un punto de máxima amplitud), provocando un exceso de oferta y un defecto de demanda. Ello provoca una caída del precio de la vivienda, lo que a su vez lleva a lo siguiente:
- El Estado recibe menos ingresos, que compensa emitiendo deuda para mantener su "elefantiasis". Esto genera más demanda de crédito, lo que retroalimenta una vez más el problema.
- Al bajar el precio de las viviendas disminuyen las garantías de las hipotecas asociadas, lo que provoca que particulares y entidades (empresas, banca...) incrementen su riesgo crediticio, ya que poseen deudas con garantías insuficientes y/o deudores con más riesgo de impago. A esto se le suma la pérdida de poder adquisitivo de individuos poseedores de hipotecas, lo que también incrementa su riesgo crediticio.
- Aumento de la morosidad: Al disminuir tanto las garantías de los créditos como la riqueza de los tenedores de los mismos se produce un incremento de los impagos, lo que provoca bancarrotas y desahucios.
- A esto le sumamos que el Estado decide rescatar a banca "pública", o sea de control estatal (es decir, las cajas de ahorros) que es la que más se ha endeudado (la inmensa mayoría de los rescates han sido de cajas de ahorro, debido al control del gobierno y la política de "derecho a poseer una vivienda", así como los intereses partidistas de sus gestores) usando dinero público, es decir, más impuestos y más deuda. Eso unido al desastre de estar controladas por el poder político, que antepone sus intereses a la lógica empresarial, hizo de la banca estatal, o sea, las cajas de ahorro, una ruina. El sector privado bancario también se aprovechó de la burbuja, claro, pero en general fue más previsor y ha tenido menos problemas.
Con todo lo anterior, ya tenemos el mismo resultado que en el caso del socialismo puro y duro: una deuda creciente del Estado, subidas de impuestos, escasez del bien que se pretendía proteger y, como siempre, miseria y pobreza.
Pero sigamos pidiendo más estatismo, más proteccionismo, más banca pública...
Etiquetas:
deuda,
estatismo,
hipotecas,
miseria,
socialdemocracia,
socialismo,
totalitarios
Suscribirse a:
Entradas (Atom)