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lunes, 27 de mayo de 2013

El papel higiénico de Venezuela y la burbuja inmobiliaria española

¿Qué tienen en común la reciente escasez de papel higiénico de Venezuela y la burbuja inmobiliaria española? Aunque parezcan cosas diferentes, tienen una causa común, el estatismo, y un desarrollo similar. Veamos con detalle las semejanzas y diferencias entre ambos problemas.

Partimos de sistemas ligeramente diferentes, pero iguales en lo básico, el estatismo, o sea el control por parte del Estado:

- Venezuela: Sistema socialista casi completo.
- España: Sistema socialdemócrata, es decir, la versión "light" del anterior.

Veamos las semejanzas entre ambos problemas:

Partimos de un control de precios para "garantizar el acceso al bien":

- En Venezuela, el control de precios es directo, es decir, se impiden las subidas de precios que compensarían la pérdida de valor de la moneda debida a la inflación generada por el gobierno (que no es, como dice la rae, un incremento del precio de los bienes, sino un incremento de la cantidad de moneda disponible que excede el incremento de riqueza que debería representar).

- En España, el control de precios es indirecto (versión "light"), es decir, se rebaja el precio efectivo del inmueble mediante la bajada de los tipos de interés del crédito necesario para adquirirlos, fijados por los bancos centrales controlados por la maquinaria estatal socialdemócrata (tanto española como europea).

La bajada artificial del precio del bien produce un incremento de la demanda sobre la oferta.

Se produce un acaparado del bien, debido a lo anterior, que excede la producción existente de dicho bien, es decir, la gente compra todo lo que puede al ser un precio inferior a su valor de mercado real hasta que no hay existencias.

Se produce una escasez del bien en cuestión, es decir, existe una demanda prolongada no cubierta por la oferta: aunque aumente la oferta, el bien se sigue acaparando al estar por debajo de su precio real, por lo que la demanda siempre va a ser superior. Esto provoca realimentación, empeorando el problema. En algunos casos es incluso peor: si se obliga a vender por un precio inferior al que cuesta producir el bien la oferta directamente deja de existir.

El Estado crea un control de la demanda:

- En Venezuela se procede al racionamiento del papel higiénico.

- En España, como no se puede racionar al no ser un sistema tan totalitario como el socialismo, se desincentiva la demanda mediante los impuestos asociados directos e indirectos (IVA, Plusvalías, IBI, etc) y la creación por parte del Estado de más "viviendas de protección estatal" con precios limitados, directamente fuera del mercado ya que se establecen unas condiciones específicas de acceso y se impide la "reventa".

Este control de la demanda lo que hace realmente es redirigirla (es como intentar detener completamente el curso de un río, se puede desviar, pero no detener), lo que provoca la aparición de un "mercado negro" fuera del sistema del Estado, que alivia la retroalimentación del problema:

- En Venezuela es un mercado negro completo, en el que se comercia con el bien fuera del alcance del Estado a un precio superior al establecido por éste.

- En España se producen masivos pagos "en B", fuera de lo escriturado oficialmente. En este caso, eso provoca que el precio real de las viviendas sea superior al oficial. También se producen alquileres y otros chanchullos con viviendas de protección estatal, específicamente prohibidos por el gobierno.

Persecución "legal" del mercado negro generado, lo que supone dos problemas: por un lado, al disminuir el mercado negro se vuelve a retroalimentar el sistema estatal, volviendo a incrementar el problema de base; por otro, debido al riesgo generado el precio en el mercado negro aumenta, llegando a superar con creces el precio normal de mercado del bien en cuestión si no existiese el control del Estado.

En cualquier caso tenemos que dicho control de precios provoca lo contrario de lo que se proponía, es decir, incrementa considerablemente el precio y disminuye la difusión de dicho bien, pasando a estar al alcance de cada vez menos individuos. Notable es también la contradicción del propio sistema, incrementando la demanda mediante la bajada artificial del precio para después tratar de contenerla.

A partir de aquí es donde el proceso cambia debido tanto a las diferencias en el tipo de gobierno, más o menos totalitario, como a factores intrínsecos al bien en cuestión. Aún así, el resultado es básicamente el mismo, como veremos a continuación. Veamos las diferencias:

Venezuela: El Estado decide importar (comprar) por su cuenta unidades del bien para "paliar" la escasez (usando para ello bien deuda emitida, bien dinero robado mediante impuestos, y es posible que se compren a un precio superior al de venta), pero no es más que un parche temporal, ya que esas nuevas unidades, como hemos visto, no satisfacen la demanda, al seguir estando el bien por debajo de su precio. Eso, unido al racionamiento, genera "hambruna" de dicho producto (es decir, una escasez crónica y prolongada) y, como siempre, miseria y pobreza.

España: Al no estar el precio limitado de forma tan tajante como en el caso anterior, lo que se produce es un incremento continuado del mismo que genera una burbuja económica, puesto que a pesar de dicho incremento, la demanda aumenta ya que lo hacen los "beneficios" (cuántas veces hemos oído eso de "la vivienda nunca baja") y el riesgo sigue siendo bajo. Este incremento de precio se sustenta sobre el crédito "barato". Así mismo, dicho incremento deja fuera del mercado a más y más individuos que no pueden pagar esos precios, pero que seguirían siendo parte de la demanda si pudiesen (es decir, necesitan una vivienda). A su vez, la recaudación del Estado por tasas e impuestos aumenta según lo hace la burbuja (recalificaciones, IVA, plusvalías, etc). Llega un punto en el que el crédito "se agota" (puesto que el crédito sigue siendo un objeto de mercado tiene un incremento de la demanda y dicha demanda no cubre toda la oferta, otra vez lo mismo), los tipos de interés suben para paliar las diferencias entre oferta y demanda del crédito, y la demanda del bien disminuye. Llega un punto en el que la demanda es igual o inferior a la oferta. Esto lleva a que se frene la producción del bien, en este caso las viviendas, con lo que se produce un desempleo masivo en la construcción y mercados asociados. Este desempleo provoca una bajada adicional de la demanda, ya que mucha gente que demandaba viviendas ya no puede hacerlo debido a su situación de desempleo (esto se agrava además si tenemos en cuenta que la mayor parte de empleos de construcción son no cualificados, lo que dificulta o impide su recolocación) o pérdida de poder adquisitivo. Todo eso se va realimentando (imaginemos un péndulo que se suelta desde un punto de máxima amplitud), provocando un exceso de oferta y un defecto de demanda. Ello provoca una caída del precio de la vivienda, lo que a su vez lleva a lo siguiente:
- El Estado recibe menos ingresos, que compensa emitiendo deuda para mantener su "elefantiasis". Esto genera más demanda de crédito, lo que retroalimenta una vez más el problema.
- Al bajar el precio de las viviendas disminuyen las garantías de las hipotecas asociadas, lo que provoca que particulares y entidades (empresas, banca...) incrementen su riesgo crediticio, ya que poseen deudas con garantías insuficientes y/o deudores con más riesgo de impago. A esto se le suma la pérdida de poder adquisitivo de individuos poseedores de hipotecas, lo que también incrementa su riesgo crediticio.
- Aumento de la morosidad: Al disminuir tanto las garantías de los créditos como la riqueza de los tenedores de los mismos se produce un incremento de los impagos, lo que provoca bancarrotas y desahucios.
- A esto le sumamos que el Estado decide rescatar a banca "pública", o sea de control estatal (es decir, las cajas de ahorros) que es la que más se ha endeudado (la inmensa mayoría de los rescates han sido de cajas de ahorro, debido al control del gobierno y la política de "derecho a poseer una vivienda", así como los intereses partidistas de sus gestores) usando dinero público, es decir, más impuestos y más deuda. Eso unido al desastre de estar controladas por el poder político, que antepone sus intereses a la lógica empresarial, hizo de la banca estatal, o sea, las cajas de ahorro, una ruina. El sector privado bancario también se aprovechó de la burbuja, claro, pero en general fue más previsor y ha tenido menos problemas.
Con todo lo anterior, ya tenemos el mismo resultado que en el caso del socialismo puro y duro: una deuda creciente del Estado, subidas de impuestos, escasez del bien que se pretendía proteger y, como siempre, miseria y pobreza.

Pero sigamos pidiendo más estatismo, más proteccionismo, más banca pública...

miércoles, 13 de febrero de 2013

Por qué la "dación en pago" obligatoria y retroactiva es perniciosa

La dación en pago obligatoria y retroactiva es perjudicial para todos debido, entre otras causas, a lo siguiente:

- La retroactividad supone cambiar las normas "de juego", es decir, el contrato ya firmado, de forma unilateral por una de las partes implicadas. Esto genera una inseguridad jurídica brutal, que tendrá como resultado que ni entidades bancarias, ni empresas, ni ningún tipo de inversión acabe llegando a España debido al riesgo que supone invertir en un país en el que se pueden incumplir contratos y cambiarlos unilateralmente una vez establecidos. Además incrementará la prima de riesgo del país, con lo que cualquier deuda estatal será mucho más cara (y recordemos que tenemos una deuda pública impagable para sostener todo el tinglado del mal llamado "Estado de Bienestar").

- Dicha retroactividad será un aliciente para que muchos hipotecados dejen de pagar la deuda, aumentando la morosidad del país y disminuyendo aún más la capacidad de crédito de las entidades bancarias. Luego empezarán las quejas de que dichas entidades no conceden préstamos.

- La obligatoriedad de la "dación en pago" no afecta a los embargos, se sigue permitiendo desalojar la vivienda. Y los que también quieren que se incluya una ley que impida el embargo de dicha vivienda asumen que somos los demás los que tenemos que pagar la irresponsabilidad de unos pocos (lo mismo vale para el robo que llaman "alquiler social"), ya que nos tocaría pagar, mediante impuestos y/o subvenciones, o bien mediante rescates/quiebras bancarios, ese dinero que ha robado el propietario de la casa que ya no se podría embargar (sí, es un robo, puesto que se queda con la casa sin pagar su precio).

- Esa obligatoriedad encarecerá las hipotecas futuras y dificultará terriblemente el acceso a las mismas. Al ofrecer menos garantías, el riesgo de ese tipo de crédito será mayor y por lo tanto mayores los intereses y más arduas las condiciones para el acceso al mismo. Si se llega a dar, estoy seguro de que veremos a los mismos inconscientes socialistas "de todos los partidos" quejándose de que los "malvados bancos" no conceden hipotecas, lo cual es como pedir que llueva y quejarse de se mojan por la lluvia. Pero no se puede esperar un razonamiento coherente de quien cree un derecho vivir de los demás.

- La hipoteca con dación en pago ya existe, siempre ha existido, pero como no es obligatoria y es más cara, nadie la ha pedido. Se pide la que obliga a responder con bienes presentes y futuros porque al tener más garantías es más barata. Hay que asumir lo que se pide. Y no me vale el "no entiendo las condiciones que he firmado". Es responsabilidad de cada uno el saber lo que se firma. Y si no se tiene capacidad para ello, contratar a alguien que la tenga. ¿Te gastas 300.000€ en una vivienda y no eres capaz de gastarte 200€ en un asesor que te vaya guiando en dicha compra? Lo dicho, es perjudicar a todos para ayudar a los irresponsables. Existiendo ambas opciones, es inmoral obligar a elegir una de ellas por ley.

En definitiva, estamos una vez más ante otra muestra de la irresponsabilidad propiciada por el socialismo, en el que los actos se diluyen en la masa y el Estado está para arreglar los problemas que trae dicha irresponsabilidad a costa del dinero de los demás. Lo bueno de todo esto es que, de aprobarse esa estupidez, serviría para acelerar más la caída de la socialdemocracia y del horrible "Estado de Bienestar" que esclaviza a los que producen riqueza para favorecer a los que no lo hacen.

martes, 13 de noviembre de 2012

Las últimas chorradas sobre los desahucios

Estos últimos días se ha puesto "de moda" hablar sobre los desahucios a morosos que no pueden pagar la vivienda que han comprado, y en muchos círculos resuenan soluciones como la "dación en pago" u otras más radicales. A tanto ha llegado la presión para poner este tema en la mesa que muchos medios de comunicación incluso se hacen eco de suicidios, cuando un suicidio nunca es noticia y se produce por los más variados motivos, no solamente desahucios (pérdida de empleo, separación de pareja, depresión y muchos más motivos). Sin embargo, interesa sacarlo. ¿Por qué? Porque así se puede cargar contra los de siempre (los "malditos bancos", los "desalmados empresarios", los ricos...) para evitar, como es costumbre en sistemas colectivistas, la responsabilidad individual. Porque esos desahucios responden, como casi siempre, a una falta de responsabilidad individual. ¿O acaso se les obligó a firmar hipotecas exageradas tanto en plazo como en cantidad prestada? Pero claro, en la época de la burbuja inmobiliaria, patrocinada por el Estado, que sacaba su buen pellizco entre recalificaciones e impuestos, el que no compraba una vivienda era idiota porque "los inmuebles nunca bajan de precio".

Y ahora, la solución acabará pasando porque todos paguemos las hipotecas de esos descerebrados, para que no les echen de casa. Y me da lo mismo si fue a consecuencia de su codicia o si necesitaban realmente la vivienda. Los demás no tenemos por qué pagársela, y podrían haber encontrado otra solución (¿he oído alquiler?). Lo siento mucho y es verdad que es triste ver a gente a la que echan de sus casas, pero eso solamente es responsabilidad suya, y los demás no tenemos por qué pagarlo.

Y sobre la dación en pago impuesta (ojo, impuesta, no en acuerdo voluntario por ambas partes), no es solución. ¿Por qué? El importe de las hipotecas concedidas hasta el momento está avalado tanto por el bien hipotecado como por las garantías adicionales que ofrece el solicitante. Si se pierden esas garantías, aumenta el riesgo de la hipoteca, con lo cual será mucho más difícil la obtención de crédito, y las nuevas hipotecas tendrán condiciones muchísimo más restrictivas (menor importe concedido, más requisitos para el acceso al crédito, etc.), con lo cual no acabas solucionando nada. Y no digamos ya de la gente que tiene pisos invendibles y carísimos que acabarían en manos de entidades bancarias que ni los quieren ni podrían hacerse cargo de ellos, con lo cual aumentarían los "activos tóxicos" que al final nos tocaría pagar a todos (la inmensa mayoría están en cajas de ahorros, o sea, banca pública, que el Estado no dejará quebrar). Todo esto no es óbice para que, sin embargo, aparezcan hipotecas de "dación en pago", como un producto más dentro del mercado, voluntario, para la gente que pueda y quiera acceder a ellas. Pero en ningún caso debería ser algo impuesto y, mucho menos, de carácter retroactivo.

Por lo tanto, se pongan como se pongan, la mejor solución pasa por no evitar los desahucios ni imponer la "dación en pago", sino facilitar el renegociado del resto de la deuda con las entidades bancarias si es preciso para hacer asumible el pago, y que el acuerdo y las posibles pérdidas queden entre la entidad bancaria y el deudor. Cualquier otra "solución" acabará pasando por que los demás paguemos esas hipotecas, o sea, más robo. Y no me cabe duda que lo haremos, por desgracia.