Este post voy a dedicarlo a definir mi visión concreta del liberalismo. Evidentemente coincidirá en su mayor parte con las bases que tenga cualquier otra persona/escuela que se declare liberal, pero mi experiencia dice que cada uno tiene su propia visión concreta del mismo (es lo que tiene el individualismo), lo cual no es malo.
Bases fundamentales
El liberalismo parte, al contrario que practicamente el resto de corrientes políticas, filosóficas y/o económicas, de la supremacía del individuo sobre cualquier colectivo. Es decir, el individuo debe vivir para sí mismo y ningún grupo (colectivo) tiene derecho a sacrificarle por un supuesto bien común. Para ello, toda persona, por el hecho de serlo, tiene tres derechos fundamentales (los Derechos Humanos): a la vida, a su libertad y a su propiedad privada. No existen más derechos que estos, el resto o es una variación de alguno de estos o no es un derecho. Esto es importante, puesto que no es un derecho nada que dependa de otra persona. Tampoco existen los "derechos colectivos", por lo que la expresión "derechos individuales" es redundante, aunque sirve para remarcar este hecho. Por ejemplo:
- No existe un "derecho a la vivienda", sino el derecho a comprarla mediante libre comercio, o a construirla en un terreno de tu propiedad.
- No existe un "derecho a sanidad", o "derecho a educación", ya que depende de otras personas el concedértelo. Lo que sí existe es el derecho a comerciar y establecer contratos de libre acuerdo por ambas partes, de tal forma que alguien te dé una educación o cuide de tu salud, a cambio de algo que tú poseas y la otra parte valore.
Estos derechos individuales tienen su límite en los derechos de los demás. Es decir, cada individuo debe respetar esos mismos derechos en los demás. Hasta ahí, puede hacer lo que quiera.
Como puede haber conflictos entre individuos, debe existir un Estado que actúe de agente neutral para resolver esos conflictos, de garante de la defensa para evitar agresiones externas al grupo, y de la seguridad de los individuos que lo forman. De hecho, esas son las únicas funciones legítimas del Estado: justicia, defensa y seguridad. En ningún caso el Estado debe interferir en las vidas de los individuos, puesto que limitaría su libertad. El Estado tiene en exclusiva el poder de la coacción (es decir, de obligar a alguien a hacer algo en contra de su voluntad) y es financiado mediante el fruto del trabajo de los individuos, por lo que debe ser limitado al mínimo, ya que es un mal necesario, pero un mal al fin y al cabo.
Sobre el sistema de gobierno
Un gran problema de la tan alabada democracia como sistema de elección de jefes de Estado es el de la dictadura de la mayoría. La democracia "per se" no es buena. En un gobierno democrático podría ser que un 51% de la población decidiese sobre la vida o las propiedades del otro 49%. O un 99% podría decidir saquear o sacrificar al 1% restante. Cualquiera de las dos cosas es igualmente injusta. Por ello, un verdadero sistema de gobierno liberal no solamente debe ser democrático, sino limitado mediante una constitución que garantice los derechos fundamentales del individuo.
Como parte de esas garantías se encuentra la de no interferencia con la economía. Está aceptado por casi todo el mundo civilizado que el Estado no debe meterse en religión ("A Dios lo que es de Dios, y a César lo que es de César"), pero tampoco debe meterse en la economía, por el mismo motivo: incumple los derechos fundamentales del individuo, al interponerse en acuerdos voluntarios entre dos partes mediante la coacción. En un sistema de gobierno liberal, por lo tanto, no debe haber subvenciones ni excepciones de ningún tipo a ningún grupo o negocio, ya que eso incumpliría los derechos fundamentales del individuo.
Una vez garantizado lo anterior, cualquier gobierno estaría limitado a lo que puede hacer, y por lo tanto, sus elecciones dependerían exclusivamente de lo bien o mal que administren, y no de grupos de presión que quisiesen imponer sus formas de ver la vida, comportamiento, etc.
Así como un individuo puede hacer lo que quiera salvo lo que tenga legalmente prohibido, un funcionario del Estado actuando como tal debe tener todo prohibido salvo lo que tenga legalmente permitido.
El fin nunca justifica los medios. Es decir, por buena que sea la intención o grande que sea la necesidad de un individuo u otro grupo, nunca está justificado el uso de la coacción sobre otro individuo o grupo para solventar ese fin o necesidad.
Sobre las relaciones entre personas
El liberalismo está basado en el individualismo, es decir, cada uno es libre por sí mismo y responsable de sus acciones. Las asociaciones entre individuos deben ser libres y de mutuo acuerdo. El fruto del trabajo de cada individo le pertenece exclusivamente a él, y es libre de hacer con él lo que quiera.
En un sistema de este tipo caben otros sistemas. Por ejemplo: un grupo de personas que "no creen" en la propiedad privada y el libre comercio podrían juntarse en un terreno que oficialmente fuese de alguno, ceder su propiedad a todos y vivir en comuna sin problema ninguno, siempre que no obligasen a los demás a seguir ese mismo régimen.
Cada individuo debe tener derecho a expresarse libremente, por lo que puede intentar convencer a otros de que compartan sus creencias personales. Lo que no puede hacer es obligarles a seguir sus creencias o su forma de vida.
Por supuesto una persona es libre de discriminar y no tener tratos con quien quiera, por el motivo que sea (raza, sexo, color de pelo, tamaño del meñique...). Está en su libertad de hacerlo, aunque pierda con esa actitud (por ejemplo, un empresario que no contrata a una persona mejor preparada que el resto por cualquier motivo estará perdiendo una potencial riqueza, pero es su problema). Lo que no puede es violar los derechos de esas otras personas, es decir, atacarlas, robarlas, etc.
No se debe hacer a las personas iguales POR ley, sino iguales ANTE la ley. Es decir, el "igualitarismo" no es más que una lacra totalitaria.
Sobre la economía
La economía liberal se basa en el capitalismo y el libre mercado, esto es, pactos y contratos libres entre dos partes que beneficien a ambas, sin intervención de agentes externos como el Estado.
Creo que, aunque todo se resume en la frase anterior, es conveniente aclarar ciertos casos que pueden dar lugar a confusión. Por ejemplo:
- En un sistema de libre mercado el monopolio no existe. El monopolio solamente puede existir mediante la coacción del Estado, que establece una limitación en la oferta de un determinado bien. Por ejemplo, aunque Google ahora mismo esté practicamente en "monopolio" en el sector de buscadores de internet, realmente está ahí por ser el mejor. Cualquiera podría, dado el caso, competir y ganar a Google en dicho sector, si lo hace mejor. Sin embargo, Renfe sí es un monopolio del Estado: nadie, aunque lo pudiese hacer mejor, puede ni siquiera competir. Este segundo monopolio es malo, ya que falsea la economía e impide un desarrollo coherente y una optimización de recursos, con lo que además encarece el producto y lo vuelve ineficiente.
- Un sistema de libre mercado real no depende de bancos centrales ni de dinero fiduciario (es decir, sin una base real de riqueza que lo sustente, simplemente por coacción del Estado que hace de garante de la moneda). Ambas cosas intervienen el mercado y provocan desajustes, que pueden llevar y llevan a burbujas y a crisis.
Es decir, no debe haber organismos públicos interviniendo de ningún modo la economía.
Además, la riqueza no es un juego de suma cero, es decir, no es siempre la misma. La riqueza se puede crear y destruir. Esta es otra razón para no creer en el "reparto de riqueza" que tanto proclaman los colectivistas (la primera es que viola los derechos del individuo al robar el fruto de su trabajo). Si quitas su riqueza al que produce para dársela al que no lo hace, realmente empobreces a ambos a medio plazo y fomentas la pobreza. Por eso cualquier sistema colectivista (como el socialismo) acaba en miseria generalizada.
Conclusiones
Creo que, a grandes rasgos (esto podría dar para escribir varios libros) ha quedado clara mi visión de la vida como liberal.
Para terminar, creo que es conveniente aclarar ciertas cosas:
- Cuando leais que se llama liberalismo (con la etiqueta que queráis, como neo, ultra, etc) a subidas de impuestos, acciones de bancos centrales, etc., ni caso; la única etiqueta sería "anti": antiliberalismo. Eso es lo opuesto al liberalismo en cualquiera de sus formas y variantes. Es decir, el rescate de bancos y empresas quebrados NO es liberalismo. El subir el IVA o el IRPF NO es liberalismo. Y suma y sigue. Es la "neolengua" (ver "1984", de George Orwell) de los colectivistas totalitarios.
- Ojo al "liberal" anglosajón. Es equivalente al "progre" español. Allí al liberal se le llama "libertarian", por lo que a veces, para aclarar, en España escribimos "liberal libertario" o similar.
Y por último, una recomendación. Dos libros para leer:
- La Rebelión de Atlas: Una novela que encarna los valores del Objetivismo, una filosofía liberal creada por Ayn Rand. Además, os dará la impresión de que estáis viendo justo lo que está pasando en España y Europa estos días, y eso que fue publicado en 1957.
- Camino de Servidumbre: Escrito por Friedrich von Hayek. Como dice una amiga mía, es el "antídoto" del colectivismo. Quizá más pesado de leer que el anterior al ser éste un ensayo, pero también más corto. Muy interesante.
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martes, 24 de julio de 2012
Mi visión del liberalismo
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miércoles, 6 de junio de 2012
El insostenible Bienestar del Estado
Luego nos preguntamos por qué España está como está. Gracias al twittero @Absolutexe que ha tenido la paciencia para recopilar los datos y hacer el siguiente gráfico, podemos ver como apenas el 30% de la población es el encargado de mantener todo el chiringuito estatal. Normal que se derrumbe, y que más del 50% del fruto del trabajo de los productores de riqueza sea robado por el Estado.
Y aún así no es suficiente para mantener a tanto subsidiado, por eso esa deuda mastodóntica del sector público, que es imposible de pagar si no se desmantela todo cuando antes mejor. Está claro que la socialdemocracia (socialismo al fin y al cabo) fracasa. Lo malo es que, en lugar de ir cambiando de modelo a uno más centrado en el individuo y en el libre mercado progresivamente, el cambio acabará siendo explosivo y traumático.
Y aún hay quien llama a la situación actual "crisis del capitalismo" o "crisis del libre mercado". Va a ser que no. La crisis está causada por la socialdemocracia, y es lo que está destinado a desaparecer. No hay más que ver el gráfico. Y ojalá sea sustituida por un verdadero sistema capitalista, de otra forma, involucionaremos y volveremos a las hambrunas y totalitarismos propios del socialismo más rancio (¿acaso hay otro?).
Y aún así no es suficiente para mantener a tanto subsidiado, por eso esa deuda mastodóntica del sector público, que es imposible de pagar si no se desmantela todo cuando antes mejor. Está claro que la socialdemocracia (socialismo al fin y al cabo) fracasa. Lo malo es que, en lugar de ir cambiando de modelo a uno más centrado en el individuo y en el libre mercado progresivamente, el cambio acabará siendo explosivo y traumático.
Y aún hay quien llama a la situación actual "crisis del capitalismo" o "crisis del libre mercado". Va a ser que no. La crisis está causada por la socialdemocracia, y es lo que está destinado a desaparecer. No hay más que ver el gráfico. Y ojalá sea sustituida por un verdadero sistema capitalista, de otra forma, involucionaremos y volveremos a las hambrunas y totalitarismos propios del socialismo más rancio (¿acaso hay otro?).
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lunes, 21 de noviembre de 2011
Los resultados electorales
Como casi todo el mundo, voy a dar mi opinión personal sobre los resultados electorales. En estas elecciones han pasado cosas muy positivas y muy negativas.
Empecemos con las positivas:
- Victoria aplastante del PP: Aunque, como muchos habéis visto, el PP no es precisamente la panacea del liberalismo, sí que es el único partido con posibilidades de gobernar (ahora ya hechos) que lleva propuestas medianamente liberales en su programa. Realmente creo, y la experiencia lo demuestra, que cuanto más liberalismo se aplique, cuanto más se separe Estado y Economía, más progresa un país. El problema del PP es que es una amalgama de corrientes tradicionalmente llamadas de centro-derecha: liberales, conservadores, democristianos, incluso algún socialdemócrata. Y eso se nota. Aún así, cualquier política medianamente liberal afectará positivamente a la economía y al bienestar real de los ciudadanos con ganas de emprender y de trabajar, no así a los que quieren vivir como parásitos de los demás. Perfecto. La cuestión está en si el PP será capaz de aplicar ese tipo de medidas. Yo creo, y espero, que así sea. De momento las impresiones son buenas. Espero no volver a salir decepcionado. También es importante el hecho de apostar, en mayor medida que el resto, por la vida: no creo que sea capaz de abolir la nefasta ley del aborto que tantas vidas inocentes cuesta, pero al menos ha prometido volver a la ley anterior. No es lo que yo esperaba, pero sí es un primer paso. Y ahí hay que darle duro y luchar por su derogación completa, la ley anterior seguía siendo un coladero de muertes. También abolirá la otra nefasta ley de asesinatos en serie a ancianos y enfermos, la ley de eutanasia. El resto de partidos, en estos aspectos, son partidarios de la muerte. Y por ahí no paso. También es importante destacar que abolirá la asignatura de adoctrinamiento del gobierno socialista, "Educación para la ciudadanía". Según el PP será sustituida por una asignatura de enseñanza de la Constitución. Me parece tirar por la borda el tiempo de clase de los alumnos con una asignatura así, pero siempre mejor eso que una asignatura de adoctrinamiento. Buena intención también en la derogación definitiva del canon digital, aunque hay que ver por qué se sustituye. Y el último punto importante es que Rajoy ha prometido que no negociará con los asesinos terroristas y que derogará por fin la disposición transitoria cuarta de la Constitución, impidiendo de facto cualquier posibilidad de anexión de Navarra a la región vascongada.
- Descalabro monumental del PSOE: Marca el fin del socialismo cavernario en España. Las políticas de muerte de inocentes, intervencionismo, subvenciones, robo del producto del trabajo, desempleo y compadreo con terroristas, por no hablar de faisanes, gasolineras, reptiles, EREs y resto de corruptelas siempre asociadas al socialismo, han marcado el fin de este partido. Y es que con las cosas de comer no se juega: el socialismo fracasa cuando se acaba el dinero de los demás. Mi opinión es que este partido va a seguir la estela de UCD y acabar convertido en minoritario (unido o no a IU) o desaparecer, siendo sustituido por un partido socialdemócrata más acorde a los tiempos que corren. Vergonzosa además la actitud del partido, con un escueto comunicado de Rubalcaba "El Faisán", la desaparición sin aviso de la cuenta de twitter del mismo y la "inexistencia" de Zapatero, que ni se ha presentado a dar explicaciones la noche electoral.
Las negativas:
- La vuelta de la ETA a las instituciones: Otro legado de la era Zapatero/Rubalcaba. El compadreo y amiguismo con la banda terrorista ha propiciado que tengan grupo parlamentario propio. Una pena por el hecho en sí y un desprecio tremento por la gente que lo ha permitido. Y recordemos, para los de la caverna, que la ETA NO se ha disuelto. Simplemente ahora mismo le sale más rentable no matar, pero eso puede cambiar. Y también dice mucho de la podrida sociedad vascongada el número de apoyos a unos asesinos.
- El número de votos que ha obtenido la PSOE: A pesar el batacazo monumental, de haber perdido más de cuatro millones de votantes, sigue teniendo millones de votos. Con la que está cayendo y lo nefasto de sus políticas, debería haber caído, en mi opinión, muchísimo más. Creo que hay mucho apesebrado parasitando que necesita al partido para seguir a lo suyo (voto cautivo) y mucho indigente intelectual que también quiere vivir parasitando a los demás (estilo lo que quieren los 15 micos). Aún así, eso no creo que salve al partido. Ya no queda dónde parasitar, no les quedan apenas puestos para enchufar, y las dagas van a volar por Ferraz, no solamente en altos cargos. Creo que aquí vamos a tener diversión.
- El tiempo entre las elecciones y el traspaso efectivo de poderes: España, en la situación económica actual, no puede permitirse un mes de gobierno "en funciones". Creo que el nuevo gobierno debe comenzar lo antes posible, si no queremos que sea demasiado tarde para actuar. Recordemos que estamos al límite de la quiebra por la deuda contraída, y es necesario empezar las reformas cuanto antes para dar confianza a la inversión y bajar el riesgo de impago.
Sobre el tan traído "bipartidismo", la verdad es que no veo un problema siempre que no sea impuesto. Si la gente vota a dos partidos y no a cinco, por algo será. Lo que sí me sigue pareciendo mal es que siga sin haber listas abiertas y la nefasta ley D'Hont, que hace que unos votos valgan más que otros.
Y creo que eso es todo. Ah, eso sí, seguro que estas semanas los que salen de la crisis son los fabricantes de destructoras de documentos y de discos duros, visto lo que pasó tras las elecciones autonómicas.
Empecemos con las positivas:
- Victoria aplastante del PP: Aunque, como muchos habéis visto, el PP no es precisamente la panacea del liberalismo, sí que es el único partido con posibilidades de gobernar (ahora ya hechos) que lleva propuestas medianamente liberales en su programa. Realmente creo, y la experiencia lo demuestra, que cuanto más liberalismo se aplique, cuanto más se separe Estado y Economía, más progresa un país. El problema del PP es que es una amalgama de corrientes tradicionalmente llamadas de centro-derecha: liberales, conservadores, democristianos, incluso algún socialdemócrata. Y eso se nota. Aún así, cualquier política medianamente liberal afectará positivamente a la economía y al bienestar real de los ciudadanos con ganas de emprender y de trabajar, no así a los que quieren vivir como parásitos de los demás. Perfecto. La cuestión está en si el PP será capaz de aplicar ese tipo de medidas. Yo creo, y espero, que así sea. De momento las impresiones son buenas. Espero no volver a salir decepcionado. También es importante el hecho de apostar, en mayor medida que el resto, por la vida: no creo que sea capaz de abolir la nefasta ley del aborto que tantas vidas inocentes cuesta, pero al menos ha prometido volver a la ley anterior. No es lo que yo esperaba, pero sí es un primer paso. Y ahí hay que darle duro y luchar por su derogación completa, la ley anterior seguía siendo un coladero de muertes. También abolirá la otra nefasta ley de asesinatos en serie a ancianos y enfermos, la ley de eutanasia. El resto de partidos, en estos aspectos, son partidarios de la muerte. Y por ahí no paso. También es importante destacar que abolirá la asignatura de adoctrinamiento del gobierno socialista, "Educación para la ciudadanía". Según el PP será sustituida por una asignatura de enseñanza de la Constitución. Me parece tirar por la borda el tiempo de clase de los alumnos con una asignatura así, pero siempre mejor eso que una asignatura de adoctrinamiento. Buena intención también en la derogación definitiva del canon digital, aunque hay que ver por qué se sustituye. Y el último punto importante es que Rajoy ha prometido que no negociará con los asesinos terroristas y que derogará por fin la disposición transitoria cuarta de la Constitución, impidiendo de facto cualquier posibilidad de anexión de Navarra a la región vascongada.
- Descalabro monumental del PSOE: Marca el fin del socialismo cavernario en España. Las políticas de muerte de inocentes, intervencionismo, subvenciones, robo del producto del trabajo, desempleo y compadreo con terroristas, por no hablar de faisanes, gasolineras, reptiles, EREs y resto de corruptelas siempre asociadas al socialismo, han marcado el fin de este partido. Y es que con las cosas de comer no se juega: el socialismo fracasa cuando se acaba el dinero de los demás. Mi opinión es que este partido va a seguir la estela de UCD y acabar convertido en minoritario (unido o no a IU) o desaparecer, siendo sustituido por un partido socialdemócrata más acorde a los tiempos que corren. Vergonzosa además la actitud del partido, con un escueto comunicado de Rubalcaba "El Faisán", la desaparición sin aviso de la cuenta de twitter del mismo y la "inexistencia" de Zapatero, que ni se ha presentado a dar explicaciones la noche electoral.
Las negativas:
- La vuelta de la ETA a las instituciones: Otro legado de la era Zapatero/Rubalcaba. El compadreo y amiguismo con la banda terrorista ha propiciado que tengan grupo parlamentario propio. Una pena por el hecho en sí y un desprecio tremento por la gente que lo ha permitido. Y recordemos, para los de la caverna, que la ETA NO se ha disuelto. Simplemente ahora mismo le sale más rentable no matar, pero eso puede cambiar. Y también dice mucho de la podrida sociedad vascongada el número de apoyos a unos asesinos.
- El número de votos que ha obtenido la PSOE: A pesar el batacazo monumental, de haber perdido más de cuatro millones de votantes, sigue teniendo millones de votos. Con la que está cayendo y lo nefasto de sus políticas, debería haber caído, en mi opinión, muchísimo más. Creo que hay mucho apesebrado parasitando que necesita al partido para seguir a lo suyo (voto cautivo) y mucho indigente intelectual que también quiere vivir parasitando a los demás (estilo lo que quieren los 15 micos). Aún así, eso no creo que salve al partido. Ya no queda dónde parasitar, no les quedan apenas puestos para enchufar, y las dagas van a volar por Ferraz, no solamente en altos cargos. Creo que aquí vamos a tener diversión.
- El tiempo entre las elecciones y el traspaso efectivo de poderes: España, en la situación económica actual, no puede permitirse un mes de gobierno "en funciones". Creo que el nuevo gobierno debe comenzar lo antes posible, si no queremos que sea demasiado tarde para actuar. Recordemos que estamos al límite de la quiebra por la deuda contraída, y es necesario empezar las reformas cuanto antes para dar confianza a la inversión y bajar el riesgo de impago.
Sobre el tan traído "bipartidismo", la verdad es que no veo un problema siempre que no sea impuesto. Si la gente vota a dos partidos y no a cinco, por algo será. Lo que sí me sigue pareciendo mal es que siga sin haber listas abiertas y la nefasta ley D'Hont, que hace que unos votos valgan más que otros.
Y creo que eso es todo. Ah, eso sí, seguro que estas semanas los que salen de la crisis son los fabricantes de destructoras de documentos y de discos duros, visto lo que pasó tras las elecciones autonómicas.
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jueves, 3 de noviembre de 2011
Bob esponja, icono del liberalismo.
Pues sí, realmente esta serie la podemos ver, aunando las experiencias y características de los personajes, como una serie de trazos liberales, sin quitar mérito, por supuesto, al humor de la misma, con muchos toques que solamente adultos (y seguramente no todos) pueden ver.
Vamos a analizar a cada uno de los personajes principales en relación con el liberalismo:
- Bob Esponja: El personaje principal. Individualista, ama su trabajo y quiere ser el mejor en el mismo, así como en cualquier otra empresa que se proponga. Podría ser rico si quisiese, ya lo demostró alguna vez, pero prefiere ser fiel a sí mismo y hacer lo que le gusta. No tiene miedo de arriesgarse en cualquier empresa que crea que merece la pena. Acepta consejos de los demás, pero al final es él quien se atreve y se decide (o no) por algo. A veces gana y otras pierde, pero ninguna de las dos cosas le impiden volver a intentarlo. No le importa ayudar a los demás, porque así se siente realizado. Tiene su propia escala de valores, y está orgulloso de ello. Pasaría por un protagonista de alguna de las novelas de Ayn Rand.

- Patricio Estrella: Aunque bastante simplón, tampoco suele dudar a la hora de iniciar cualquier empresa con su amigo Bob Esponja. Realmente es un personaje puesto para destacar por esa característica y hacer gracia, pero aún así también tiene retazos de liberalismo: no le gusta que le digan cómo tiene que hacer las cosas, quiere ser independiente y muchas veces quiere emular a Bob y ser como él, aunque no siempre lo consigue.

- Eugene Cangrejo: Representa el capitalismo extremo. Solamente piensa en ganar dinero. Como a Bob Esponja, le salgan bien o mal las cosas siempre vuelve a intentarlo. Quiere ser un experto en lo que le apasiona (hacerse rico), aunque simplemente lleve un pequeño negocio. A pesar de que solamente le preocupe el dinero, en la serie no es puesto como un malvado, sino todo lo contrario. Bob Esponja lo ve como un héroe.

- Arenita Mejilla: Inventora independiente, inteligente y activa. También es individualista, y quiere ser la mejor en lo que hace, en este caso inventar. No le preocupa lo que piensen los demás de sus inventos y actitudes, aunque sí, y mucho, que se entrometan en sus cosas, como cuando la gente quiere manejar sus inventos sin permiso. Tampoco le gusta creerse incapaz de hacer algo sin haberlo intentado.

- Calamardo Tentáculos: Es el típico socialista amargado. Se pasa el día huyendo de su trabajo y de sus responsabilidades. Piensa que la sociedad le debe algo, que debería estar en una clase social más elevada. Solamente trabaja o colabora si se le presiona, y lo mínimo imprescindible. Odia su trabajo, y siente envidia de Bob Esponja, aunque se niegue a admitirlo incluso ante sí mismo.

- Sheldon Plankton: Aunque este personaje quizá es el más estereotipado como "supervillano", también tiene ciertos retazos de socialismo: quiere vivir a costa de los demás (en este caso de la fórmula de las "cangreburger" de Cangrejo), igual que Calamardo cree que la sociedad le debe algo, es totalitario y quiere imponer su voluntad a los demás.

Además de los personajes principales, el propio entorno también es así. En muy pocas ocasiones aparece un "Estado" en la serie, aunque esto puede ser normal en series infantiles. Aún así, también podemos comprobar como todo el mundo es imperfecto, todos tienen defectos y virtudes en la serie, incluido el protagonista, y son defectos que afectan a su forma de ver las cosas y de actuar, al contrario que en muchas series infantiles "estereotipadas".
Como véis, aunque bastante camuflado, creo que realmente es así. Es una de las razones por las que me encanta esta serie. Las otras son su humor absurdo y sus guiños a ciertas cosas que, como dije anteriormente, solamente adultos serían capaces de ver.
Vamos a analizar a cada uno de los personajes principales en relación con el liberalismo:
- Bob Esponja: El personaje principal. Individualista, ama su trabajo y quiere ser el mejor en el mismo, así como en cualquier otra empresa que se proponga. Podría ser rico si quisiese, ya lo demostró alguna vez, pero prefiere ser fiel a sí mismo y hacer lo que le gusta. No tiene miedo de arriesgarse en cualquier empresa que crea que merece la pena. Acepta consejos de los demás, pero al final es él quien se atreve y se decide (o no) por algo. A veces gana y otras pierde, pero ninguna de las dos cosas le impiden volver a intentarlo. No le importa ayudar a los demás, porque así se siente realizado. Tiene su propia escala de valores, y está orgulloso de ello. Pasaría por un protagonista de alguna de las novelas de Ayn Rand.

- Patricio Estrella: Aunque bastante simplón, tampoco suele dudar a la hora de iniciar cualquier empresa con su amigo Bob Esponja. Realmente es un personaje puesto para destacar por esa característica y hacer gracia, pero aún así también tiene retazos de liberalismo: no le gusta que le digan cómo tiene que hacer las cosas, quiere ser independiente y muchas veces quiere emular a Bob y ser como él, aunque no siempre lo consigue.

- Eugene Cangrejo: Representa el capitalismo extremo. Solamente piensa en ganar dinero. Como a Bob Esponja, le salgan bien o mal las cosas siempre vuelve a intentarlo. Quiere ser un experto en lo que le apasiona (hacerse rico), aunque simplemente lleve un pequeño negocio. A pesar de que solamente le preocupe el dinero, en la serie no es puesto como un malvado, sino todo lo contrario. Bob Esponja lo ve como un héroe.

- Arenita Mejilla: Inventora independiente, inteligente y activa. También es individualista, y quiere ser la mejor en lo que hace, en este caso inventar. No le preocupa lo que piensen los demás de sus inventos y actitudes, aunque sí, y mucho, que se entrometan en sus cosas, como cuando la gente quiere manejar sus inventos sin permiso. Tampoco le gusta creerse incapaz de hacer algo sin haberlo intentado.

- Calamardo Tentáculos: Es el típico socialista amargado. Se pasa el día huyendo de su trabajo y de sus responsabilidades. Piensa que la sociedad le debe algo, que debería estar en una clase social más elevada. Solamente trabaja o colabora si se le presiona, y lo mínimo imprescindible. Odia su trabajo, y siente envidia de Bob Esponja, aunque se niegue a admitirlo incluso ante sí mismo.

- Sheldon Plankton: Aunque este personaje quizá es el más estereotipado como "supervillano", también tiene ciertos retazos de socialismo: quiere vivir a costa de los demás (en este caso de la fórmula de las "cangreburger" de Cangrejo), igual que Calamardo cree que la sociedad le debe algo, es totalitario y quiere imponer su voluntad a los demás.

Además de los personajes principales, el propio entorno también es así. En muy pocas ocasiones aparece un "Estado" en la serie, aunque esto puede ser normal en series infantiles. Aún así, también podemos comprobar como todo el mundo es imperfecto, todos tienen defectos y virtudes en la serie, incluido el protagonista, y son defectos que afectan a su forma de ver las cosas y de actuar, al contrario que en muchas series infantiles "estereotipadas".
Como véis, aunque bastante camuflado, creo que realmente es así. Es una de las razones por las que me encanta esta serie. Las otras son su humor absurdo y sus guiños a ciertas cosas que, como dije anteriormente, solamente adultos serían capaces de ver.
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viernes, 29 de enero de 2010
El timo de la sanidad pública
Hace tiempo leí un artículo que me gustó mucho sobre lo que es realmente la sanidad pública, y las falsedades que implicaba, comparándolas con una supuesta nacionalización de la venta de coches. El otro día debatía con un compañero de trabajo sobre eso mismo, así que he buscado el artículo y lo he encontrado. El mismo es de Jorge Valín, y os recomiendo leerlo entero, creo que merece la pena. Yo reproduciré el ejemplo de los coches:
Paralelismo conceptual con la nacionalización del sector automovilístico
Pongamos un ejemplo para verlo más claro. Imaginemos que el estado regala un coche a todo aquel que cumple la mayoría de edad. Asumamos también que sólo regala uno de la misma calidad por individuo. A esto añadamos que cuando el coche tiene más de cierto tiempo el estado vuelve a regalar otro automóvil a su principal usuario. En este marco habrá otros automóviles de calidad superior en el sector privado, pero éstos sólo serán adquiridos por unos pocos. El sector de los automóviles, siendo así, será muy rígido (casi la totalidad del mercado lo monopoliza un coche). El estado puede realizar esta “nueva ley”, pongamos por ejemplo, porque considera que los coches son un bien de primera necesidad —pero en realidad sólo está usurpando la riqueza de la producción privada, es decir, ejerce el robo por medio de la ley. ¿Cómo afectará esta nueva situación a las valoraciones económicas y al mercado?
Lo que ocurrirá es que todo joven, u otro que quiera reemplazar su antiguo vehículo, sacará de su escala de valores la adquisición de un automóvil privado por uno del estado. Cuando la adquisición del automóvil privado ha salido de la escala valorativa de todos los individuos, esa posición la ocupan otros bienes económicos, es decir, se ha convertido un bien económico (el automóvil) en un bien libre (como el aire). En este proceso el cálculo económico desaparece. El individuo no ha de ahorrar, invertir, o dejar de consumir en otros bienes económicos para adquirir el automóvil; lo único que tendrá que hacer es ir a los concesionarios estatales y decir que tiene la mayoría de edad, o entregar un papel que diga que su vehículo tiene más de tantos años. El único esfuerzo que ha de hacer, es el de un simple trámite burocrático y no económico.
En este proceso, al final el sector de los automóviles se vuelve increíblemente rígido donde la demanda rebasa la oferta. El estado, como productor de automóviles, no sabe cuánto ha de costar cada automóvil. La sobre–demanda que ha generado ha descompensado la estructura de mercado creando precios con una estructura de costes muy elevada. La producción de automóviles deja de ser rentable en casi toda su estructura. Al individuo, por otra parte, poco le importa lo que cuesten porque no valora los automóviles, el estado los regala.
Esto generará pérdidas continuas en la producción de automóviles que se retroalimentará de otros sectores productivos: mediante impuestos que se imputarán a otros sectores que nada tienen que ver con la producción de automóviles. Drenar recursos de un sector productivo por la fuerza para otorgarlo a otro, sólo llevará a pérdidas netas totales en los dos sectores.
El estado, pasado el tiempo y habiendo generado un amplio déficit, intentará paliar los efectos de esa “nueva ley” con otras leyes para reducir la demanda, como por ejemplo, que los individuos que quieran adquirir un automóvil estatal gratuito tengan unos ingresos anuales inferiores a tantos dólares, o que los adquirientes tengan que hacer más de tantos kilómetros anuales, que vivan a otros tantos de su lugar de trabajo, o que se llamen de apellido “González”. Da igual la restricción que tome el estado, han de reducir como sea la demanda para no llegar al inmediato colapso. Pero el estado siempre dará a ver su solución como algo moralmente superior que combata la “avaricia” de aquellos que quieren tener un coche.
Otro camino es aumentar los impuestos directamente en otros servicios o productos privados restando riqueza a los mismos, o también, emitiendo deuda y creando así más inflación futura. Aún aplicando estos nefastos métodos, el problema seguirá existiendo, la demanda seguirá siendo superior a la oferta y se crearán largas listas de espera para la adquisición de un automóvil (como ocurre con las listas de la sanidad pública).
Si hubiese sido un proceso natural y libre, el individuo habría dejado de consumir en un sector para gastarlo en otro manteniendo así la estructura productiva original y conservando una economía sostenible, es decir, respaldada por las valoraciones del individuo que crean el mercado. Aquí no habría habido pérdidas netas totales, sino al revés, se habrían generado más oportunidades al empresario para suplir los déficit del consumidor: se habrían fabricado coches grandes, pequeños, baratos, caros, seguros, rápidos, confortables, etc.
Al cabo del tiempo, cada coche costará al estado mucho más que sino hubiese sido producido en una economía libre y privada. Pero los intervencionistas y socialistas, entonces, con su característica estrechez de visión económica e histórica, dirán: “¡Ves! El mercado es incapaz de producir coches para todos. La producción de automóviles, (que el estado monopoliza en nuestro ejemplo), tiene enormes gastos fijos, y por lo tanto el sector del automóvil sólo puede ser “gestionado” o “producido” por el estado que da un coche a todos (aunque se creen listas de varios años para ser entregados). Es un claro ejemplo de ‘fallo de mercado’. El ‘coste social’ generado, es inevitable. En una economía privada y liberal, sólo tendrían coches los muy ricos y las clases medias y pobres tendrían que ir a pie a todas partes”. ¿No les suena que se diga lo mismo de la sanidad?
La realidad es muy diferente. La economía privada ha sabido otorgar coches a todo aquel que quiera uno, y esto ha sido gracias a la libertad de mercado (aun teniendo en cuenta las numerosas regulaciones de este sector). Además, a diferencia de nuestra nacionalización automovilística, se han generado en la actualidad un largo número de empresas, industrias y trabajadores que viven y crean junto a ese sector.
La conclusión es clara: ahí donde se puedan expresar y ejercer libremente las valoraciones subjetivas entre oferta y demanda siempre existe un posible punto de encuentro económico donde todos están abastecidos —más realista y diversificado que el “precio de mercado”. El proceso de la libertad de mercado crea alta producción, diversidad, variedad, competitividad y consumismo. En definitiva: riqueza sostenida.
No creo que nadie se oponga a la certeza que todos queremos estar sanos y libres de enfermedades. Cualquiera preferirá sanidad a un automóvil si nos ponemos a valorarlo —la decisión, evidentemente, no tiene porque ser excluyente. Si todos podemos disponer de coche propio, ¿qué nos hace pensar que no dispondremos de una buena sanidad eficaz y variada en un sector totalmente privado?
Paralelismo conceptual con la nacionalización del sector automovilístico
Pongamos un ejemplo para verlo más claro. Imaginemos que el estado regala un coche a todo aquel que cumple la mayoría de edad. Asumamos también que sólo regala uno de la misma calidad por individuo. A esto añadamos que cuando el coche tiene más de cierto tiempo el estado vuelve a regalar otro automóvil a su principal usuario. En este marco habrá otros automóviles de calidad superior en el sector privado, pero éstos sólo serán adquiridos por unos pocos. El sector de los automóviles, siendo así, será muy rígido (casi la totalidad del mercado lo monopoliza un coche). El estado puede realizar esta “nueva ley”, pongamos por ejemplo, porque considera que los coches son un bien de primera necesidad —pero en realidad sólo está usurpando la riqueza de la producción privada, es decir, ejerce el robo por medio de la ley. ¿Cómo afectará esta nueva situación a las valoraciones económicas y al mercado?
Lo que ocurrirá es que todo joven, u otro que quiera reemplazar su antiguo vehículo, sacará de su escala de valores la adquisición de un automóvil privado por uno del estado. Cuando la adquisición del automóvil privado ha salido de la escala valorativa de todos los individuos, esa posición la ocupan otros bienes económicos, es decir, se ha convertido un bien económico (el automóvil) en un bien libre (como el aire). En este proceso el cálculo económico desaparece. El individuo no ha de ahorrar, invertir, o dejar de consumir en otros bienes económicos para adquirir el automóvil; lo único que tendrá que hacer es ir a los concesionarios estatales y decir que tiene la mayoría de edad, o entregar un papel que diga que su vehículo tiene más de tantos años. El único esfuerzo que ha de hacer, es el de un simple trámite burocrático y no económico.
En este proceso, al final el sector de los automóviles se vuelve increíblemente rígido donde la demanda rebasa la oferta. El estado, como productor de automóviles, no sabe cuánto ha de costar cada automóvil. La sobre–demanda que ha generado ha descompensado la estructura de mercado creando precios con una estructura de costes muy elevada. La producción de automóviles deja de ser rentable en casi toda su estructura. Al individuo, por otra parte, poco le importa lo que cuesten porque no valora los automóviles, el estado los regala.
Esto generará pérdidas continuas en la producción de automóviles que se retroalimentará de otros sectores productivos: mediante impuestos que se imputarán a otros sectores que nada tienen que ver con la producción de automóviles. Drenar recursos de un sector productivo por la fuerza para otorgarlo a otro, sólo llevará a pérdidas netas totales en los dos sectores.
El estado, pasado el tiempo y habiendo generado un amplio déficit, intentará paliar los efectos de esa “nueva ley” con otras leyes para reducir la demanda, como por ejemplo, que los individuos que quieran adquirir un automóvil estatal gratuito tengan unos ingresos anuales inferiores a tantos dólares, o que los adquirientes tengan que hacer más de tantos kilómetros anuales, que vivan a otros tantos de su lugar de trabajo, o que se llamen de apellido “González”. Da igual la restricción que tome el estado, han de reducir como sea la demanda para no llegar al inmediato colapso. Pero el estado siempre dará a ver su solución como algo moralmente superior que combata la “avaricia” de aquellos que quieren tener un coche.
Otro camino es aumentar los impuestos directamente en otros servicios o productos privados restando riqueza a los mismos, o también, emitiendo deuda y creando así más inflación futura. Aún aplicando estos nefastos métodos, el problema seguirá existiendo, la demanda seguirá siendo superior a la oferta y se crearán largas listas de espera para la adquisición de un automóvil (como ocurre con las listas de la sanidad pública).
Si hubiese sido un proceso natural y libre, el individuo habría dejado de consumir en un sector para gastarlo en otro manteniendo así la estructura productiva original y conservando una economía sostenible, es decir, respaldada por las valoraciones del individuo que crean el mercado. Aquí no habría habido pérdidas netas totales, sino al revés, se habrían generado más oportunidades al empresario para suplir los déficit del consumidor: se habrían fabricado coches grandes, pequeños, baratos, caros, seguros, rápidos, confortables, etc.
Al cabo del tiempo, cada coche costará al estado mucho más que sino hubiese sido producido en una economía libre y privada. Pero los intervencionistas y socialistas, entonces, con su característica estrechez de visión económica e histórica, dirán: “¡Ves! El mercado es incapaz de producir coches para todos. La producción de automóviles, (que el estado monopoliza en nuestro ejemplo), tiene enormes gastos fijos, y por lo tanto el sector del automóvil sólo puede ser “gestionado” o “producido” por el estado que da un coche a todos (aunque se creen listas de varios años para ser entregados). Es un claro ejemplo de ‘fallo de mercado’. El ‘coste social’ generado, es inevitable. En una economía privada y liberal, sólo tendrían coches los muy ricos y las clases medias y pobres tendrían que ir a pie a todas partes”. ¿No les suena que se diga lo mismo de la sanidad?
La realidad es muy diferente. La economía privada ha sabido otorgar coches a todo aquel que quiera uno, y esto ha sido gracias a la libertad de mercado (aun teniendo en cuenta las numerosas regulaciones de este sector). Además, a diferencia de nuestra nacionalización automovilística, se han generado en la actualidad un largo número de empresas, industrias y trabajadores que viven y crean junto a ese sector.
La conclusión es clara: ahí donde se puedan expresar y ejercer libremente las valoraciones subjetivas entre oferta y demanda siempre existe un posible punto de encuentro económico donde todos están abastecidos —más realista y diversificado que el “precio de mercado”. El proceso de la libertad de mercado crea alta producción, diversidad, variedad, competitividad y consumismo. En definitiva: riqueza sostenida.
No creo que nadie se oponga a la certeza que todos queremos estar sanos y libres de enfermedades. Cualquiera preferirá sanidad a un automóvil si nos ponemos a valorarlo —la decisión, evidentemente, no tiene porque ser excluyente. Si todos podemos disponer de coche propio, ¿qué nos hace pensar que no dispondremos de una buena sanidad eficaz y variada en un sector totalmente privado?
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viernes, 4 de diciembre de 2009
Discursos para la Libertad
Ayer pude ir, junto con la escritora Akasha Valentine y el bloguero Prevost, a la presentación del libro de Esperanza Aguirre "Discursos para la Libertad", en el hotel "Westin Palace" de Madrid.
Allí pudimos sacar fotos del evento y además, Akasha lo grabó enterito en MP3, y ahora lo tenéis aquí a disposición de todos.
- Fotografías del evento en Picasa.
- Audio completo del evento.
Además, próximamente, Akasha escribirá una crónica del mismo y una transcripción de los discursos.
Allí pudimos sacar fotos del evento y además, Akasha lo grabó enterito en MP3, y ahora lo tenéis aquí a disposición de todos.
- Fotografías del evento en Picasa.
- Audio completo del evento.
Además, próximamente, Akasha escribirá una crónica del mismo y una transcripción de los discursos.
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