Parece que el Partido Socialista sigue hoy con las consignas de antaño. Cuando escuchamos a Moraleda "avisando" a los medios de comunicación de lo que deben publicar y lo que no, cuando vemos como los bastardos asesinos de ETA se crecen ante la justicia con el beneplácito del partido, cuando se acusa a inocentes para encubrir culpables en una investigación... parece que vuelven los tiempos de esa "gran democracia" (nótese la ironía) que fue la segunda república.
Y cuando escuchamos las mentiras, las consignas y los exabruptos que sueltan los altos cargos del partido y del gobierno para mantenerse un día más en el poder, realmente deberíamos saber que esa ha sido desde sus inicios la consigna del partido. Ya lo dijo Largo Caballero: "La democracia es incompatible con el socialismo", y el fundador del Partido Socialista, Pablo Iglesias: "Mi partido está en la legalidad mientras ésta le permita adquirir lo que necesita; fuera, cuando ella no le permita alcanzar sus aspiraciones". ¿Familiar, verdad? Parece justo lo que sucede hoy en día con este partido político. Y es que, si esas son las bases del partido, ¿qué otra cosa podríamos esperar?
Incluso las manipulaciones socialistas del 11-M están "justificadas", si hacemos caso de nuevo, de Largo Caballero: "Nuestra aspiración es la conquista del poder político. ¿Procedimiento? ¡El que podamos emplear!".
Como vemos, todo un ejemplo de democracia, desde su fundación hasta hoy en día. Así que, cuando paseen por el Paseo de la Castellana, y encuentren las efigies de estos dos sujetos, ya sabrán lo que representan. Y cuando escuchen a Rubalcaba, a Pepiño, a zETApé... ya saben de dónde vienen sus ideales.
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