sábado, 2 de febrero de 2013

Un sistema corrupto

Me sorprende cómo se ve gente que se queja de la corrupción que sale a diario sobre todos los partidos políticos influyentes. Es desagradable, pero no sorprendente, puesto que el propio sistema invita a ser así. Si pones la gestión de tu vida, tu educación y tus recursos financieros en manos del Estado, luego no te quejes si el gobierno de turno utiliza los privilegios que le has dado para enriquecerse. Si arrojas tu riqueza por el balcón, no te quejes de que otro la recoja.

Además este problema no es solamente del gobierno: es un problema de dos tercios de la población. Cuando dos tercios de España están viviendo del tercio restante, y encima consideran eso un derecho, ¿por qué los gobernantes deberían actuar de forma diferente? Simplemente su poder les permite trincar más que el resto, pero este resto se conforma con las migajas. Una prueba intachable de lo que digo es Andalucía: 36% de paro y el gobierno sigue ganando por mayoría absoluta. ¿Por qué? Porque la gente prefiere las migajas que van soltando desde arriba a labrar su propia vida en libertad.

Esto lleva siendo así muchos años, pero sólo se hace evidente ahora que las fuentes de financiación para mantener el trinque, o sea, los productores (empresas, trabajadores privados) y la deuda, han sido agotadas. Ya no queda de dónde trincar. Y las quejas que surgen son más del tipo "qué hay de lo mío", es decir, quiero seguir siendo mantenido con esas migajas, que del tipo "quiero menos Estado ya, que me dejen en paz". Las manifestaciones piden generalmente que no se les quite su trinque personal, sea subvención o "servicio público".

Por eso la situación tiene tan difícil solución. La solución no pasa por cambiar a unos que trincan por otros que también trincan. Pasa por un cambio constituyente, que separe al Estado de la economía, la sanidad y la educación, igual que hay que separarlo de la religión. Un cambio que permita una separación efectiva de los tres poderes: legislativo, ejecutivo y judicial. En definitiva, un cambio que proteja los derechos fundamentales del individuo: A su vida, su libertad y su propiedad. Un cambio que elimine el mal llamado "Estado de Bienestar", que acaba siendo el "Bienestar del Estado", o sea, el trinque generalizado al productor de riqueza. Un cambio que elimine los mal llamados "derechos sociales", que no son más que "robar al vecino para pagar lo mío". Pero este cambio, con dos tercios de la población sierva del sistema actual, me parece muy improbable.

Aún así, también es cierto que la visión que yo tengo de las cosas sí que da un cierto aire de esperanza en una solución: Con un 26% de paro, si no fuese por el mercado negro (también mercado laboral), ya habría estallado una guerra civil. Dicho mercado negro, que se forma inevitablemente en todo sistema colectivista debido al totalitarismo inherente al mismo que lleva a la miseria, está haciendo comprender que el problema es el propio Estado elefantiásico, y no los enemigos tradicionales del colectivismo (ricos, empresarios, banqueros...). Va siendo hora de decidir si queremos parecernos a Cuba o Venezuela, y sufrir las consecuencias del estatalismo colectivista, o preferimos acercarnos a ejemplos como Chile, Hong Kong o Suiza, cada vez más ricos debido a su libertad económica (y a su libertad en general, diría yo).

1 comentario:

Jailón dijo...

Me has pillado con lo del mercado negro, pero como implícitamente reconoces, paradójicamente es más honesto que vivir de la teta del Estado.

Así llevo desde que volví de Bolivia.

Por cierto, que en ese sentido, La Paz (enfrentada al gobierno nacional, por razones obvias) es increíble, por liberalizar, permite incluso que LEGALMENTE con una mesa y un paraguas pueda uno vender los trastos viejos -o nuevos, lo que quiera-, 24h/día, 7 días/semana.

No hay que recordar la protesta en Madrid por la ampliación de horarios comerciales, o las fuertes críticas, ataques y restricciones a los comercios chinos. Y hablamos de Madrid, no quiero imaginar la opinión de otras Comunidades como Extremadura o Andalucía, o incluso Castilla-La Mancha.

Mucha gente se abastece incluso de piedras de cantería en los alrededores, y las vende en la capital, también legalmente. De hecho hay un dicho popular que dice "el paceño vende hasta piedra si hace falta, por salir adelante por sí mismo".

Cuando lo vi, rápido pensé "Spain is different", y no por compararla precisamente con EE. UU. ...

Lamentablemente otras zonas como Oruro, Potosí, Sucre, Tarija, están acostumbrados a vivir de subvenciones (recuerdo una fuerte manifestación minera que destrozó carreteras inter-departamentales, pidiendo los mineros cobrar del Estado por los días que no producieran, o sea que si no encontraban mineral un día, querían que el resto del país les pagara igual)

Regresé aquí por una oportunidad laboral, lo que me vendrá bien para acumular un capital con el que sacar a mi familia de Oruro, por razones obvias como las arriba mencionadas.

Perdona que desvíe el tema, pero creo que es ilustrativo en relación a tu post. El Alcalde de La Paz es minarquista, aboga por gobierno pequeño, limitado y libre mercado. En cambio, Oruro, y lamentablemente el Gobierno de Bolivia, abogan por lo contrario, el Estado Elefante (por eso el enfrentamiento de La Paz con el Gobierno central)

La Situación es extendible a Santa Cruz, Beni, Pando y otros departamentos (como todo lo malo se aprende, tienen el mismo lío que nosotros con las Comunidades Autónomas)